sábado, 22 de agosto de 2009

No sabia como reaccionar, lo hacía todo mal. No tenia escapatoria...una vez dicha una locura la discusión seguía y seguía. Él nervioso, ella torpe, él enfadado por dentro pero aparentando que no pasa nada, ella que ha metido la pata y no sabe como solucionarlo. Otro día, otra discusión. El nervioso, ella torpe...
Aun así siempre acababan las conversaciones con tres palabras. Porque a el le daba igual que ella se equivocase, porque a ella no le gustaba estar un minuto sin él. Más amor por una parte que por otra pero...solo tres palabras.
Una
Dos
Tres

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